Reseña sobre "La Arquitectura del Océano" - Inés Garland
En pos de empaparme en las aguas del universo que rodea a Inés Garland (más allá de sus repetidas metáforas sobre el mar) para entender qué la lleva a escribir sobre lo que escribe e incluso a hacerlo de la forma en que lo hace, decidí, como cualquier pecador mortal, buscar su historia en internet.
Allí se puede leer, por lo menos a primera impresión una
descripción de la escritora: "Inés Garland (Buenos
Aires, 1960) es una escritora argentina.
Ha publicado las novelas El
rey de los centauros (2006), Piedra,
papel o tijera (Alfaguara, 2009), el libro de cuentos Una reina perfecta (2011), La arquitectura del
océano (2014), El
jefe de la manada (2014) y Una
vida más verdadera (2019)". Con algunos aspectos destacados como
que "su cuento 'Las Otras Islas' fue incluido en la antología de cuentos
homónima que evoca a través de las ficciones de distintos autores argentinos,
la guerra de
las Malvinas", o que ostenta el Premio al mejor libro Sirloin 2004, o incluso
que fue condecorada con el Premio Alemán de Literatura Juvenil.
No obstante, no hay medallas ni flores que
describan la experiencia que resulta conectar las palabras puestas en un orden
específico por Garland, para llegar a concretar un recorrido entre textos que,
si bien abordan temas muy semejantes, comprenden una diversidad infinita de
tópicos que le conciernen con respecto a la fundación de un individuo social.
Esclareciendo aquellos prejuicios, limites e imposiciones que podemos llegar a
establecer como marco teórico para con terceros y el desarrollo de su vida
social.
Como es usual, uno
escribe sobre cosas que lo atraviesan, o que ha vivenciado o que simplemente
rondan justamente en esa red de sentido que conforma a un individuo social.
Pero en cuanto a la narración de Garland refiere, ella nos hace sentir como si
cada cuento fuese una experiencia vivida en carne propia, tanto por ella como
por nosotros, logrando con clase y sutileza hasta envidiable, ponernos en el
lugar del protagonista para narrar una historia que, lejos de parecer mera
ficción a pesar de su narrativa a veces muy metafórica, parece una anécdota de
lo más personal.
Para ejemplificar esto, tomaré el caso de "El Rayo Verde".
En este relato podemos presenciar de primera mano cómo la autora tiene una
cierta facilidad para abarcar lo siniestro dentro de lo cotidiano que, por
momentos, hasta llega a ser espeluznante. La forma en que describe una madre
intencionalmente ausente para obviar una realidad que la supera, un padre que
se asemeja mucho a un Kevin Spacey en American Beauty, y una mejor amiga que es
víctima de las relaciones de poder que la someten, desde una mirada semi-inocente
como la de una protagonista en crecimiento, roza lo siniestro y lo incomodo.
Pero si en algo se destaca, es justamente en su capacidad de
trasmitir, tanto esa incomodidad que se encuentra casi objetivamente en el
ambiente, como el desentendimiento o la incertidumbre con la que reacciona
nuestra protagonista frente a los fenómenos que la rodean, debido a su escasa
experiencia.
Por lo que, para mantener esa trasmisión de lo que sucede siempre
latente junto a la despersonalización de un lector que ahora forma parte del
relato y lo vive como algo personal, siempre encuentra un momento para
retractar la banalidad o cotidianidad en su relato, para contarnos momentos que
podrían parecer insignificantes a la trama pero que, en la vida real, conllevan
significados y dan sentido a una línea de pensamiento de una persona. Por lo
que estos momentos cargan de una "realidad" a cada escena, como si se
tratase de un relato bibliográfico.
Es con esas herramientas y en contextos muy similares, que
retratará tópicos en particular que se irán repitiendo en mayor o menor medida
a lo largo de la colección de textos:
El feminismo a través de una mirada joven e
inexperta quizás es de los más reiterados. Justamente porque la autora
encuentra imperioso esclarecer cómo resulta sumamente determinante ese momento
de nuestras vidas, donde entramos en una suerte de simulación de esponjas que
absorben la mayor parte de aquello que nos arrojen. Por lo que aquellos
paradigmas ya instalados en la sociedad, se pegaran como garrapatas a tu
"crianza", a excepción de contar con un as bajo la manga. En su caso
y como bien cuenta en la entrevista con SpinOff, contó con la figura de su
padre que, según el relato de Inés, fue una figura hasta feminista para la
época que la crio a ella y a sus tres hermanas con ciertos valores o creencias
que salían del cuadro en el que estaba inserta la sociedad contemporánea.
Es en ese contexto que ella pudo llevar esas creencias al terreno
de la práctica, sólo para encontrarse con una realidad muy diferente y hasta
contrapuesta con ellas. Sin embargo, no eligió amoldarse a esa realidad que
tranquilamente podría haber resultado superadora para una adolescente, sino
que, muy por el contrario, nunca dudó en dejar asentado todo aquello que
consideraba lejano a sus creencias, que contemplaba como erróneo. Tal cual como
lo haría eventualmente con sus libros, donde dejaría plasmada su ideología
trasgresora que, en parte, deviene de la formación quizás hasta pionera por
parte de su padre, y que a su vez indica que nosotros podemos y somos los
encargados de hacer lo mismo con el porvenir.
Una anécdota suya que creo cabe recalcar para comprender como
esta red de sentido la llevaba a ver más allá de las banalidades y, más tarde,
a plasmar con tanta claridad estos ideales en sus escritos, es la que atiene a
la ropa que tradicionalmente se asocia con una mujer: pues está
implícito que una mujer debe usar ropa ajustada para efectuar casi
sigilosamente una suerte de cortejo tácito para con el hombre (o por lo menos
eso señalaba el mandato social), a lo que ella responde aclamando que no se
siente cómoda portando esas prendas, que prefiere la ropa holgada y, a su vez,
se atreve a ir más profundo y reflexiona "¿De qué me sirve seducir a
alguien que después no me va a interesar, justamente porque le vendí algo que
yo no soy?"
Resulta entonces, inevitable entender cómo y por qué es que plasma
estas vivencias en sus obras. Lo que deslumbra, es la habilidad con la que
lleva esa misma ideología a disfrazarse de diferentes maneras. Los cuentos
cambian, los personajes, la trama, y los escenarios también, pero la esencia
no. En "Nada que Hacer", por ejemplo, se mantiene la temática de la femineidad en el centro de la
escena, en este caso una madre con su hija, donde la protagonista nuevamente
verá en retrospectiva todo aquello que la marcó y la llevó a ser quien es hoy.
Sin embargo, a través de su hija y de observar cómo esta se desenvuelve de
manera diferente en situaciones similares a las que ella atravesó, redescubre
el significado de lo experimentado hasta entonces para darle una vuelta de
tuerca y poder verlo desde una perspectiva totalmente nueva. Es así que se nos
revela que este redescubrir lleva a sentimiento nuevos, extraños y que quizás
hasta usualmente consideraría impropios del ser, pero que a su vez llevará a
comportamientos que comparten los mismos adjetivos.
Retomando
ese desarrollar que se da de cierta manera y se asienta desde la adolescencia,
para ser la base, el marco teórico a través del que el individuo regirá su
vida, incluso con los sesgos que adoptar un marco teórico conlleva. Pues hasta
que se lo abandone, si es que se lo abandona, la apreciación de la realidad se
verá inevitablemente alterada por los parámetros del mismo.
Por si fuera poco, Inés encuentra formas de
escabullirse dentro de otras temáticas que atañen al plano terrenal, al mundo
de los mortales y, por momento daría la impresión que se hace un foco
particular, a la resiliencia de les oprimides. Así lo demuestra en "Oscar",
donde la trama está claramente marcada, como ya lo ha estado, por la
problemática de las clases sociales. Donde nuevamente pone al descubierto la
ideología hasta golpista de una clase para con la otra desde una mirada
inocente, esta vez desde el cuerpo de una menor, que yace en la inexperiencia.
Dando nuevamente lugar dentro de esa inocencia al formar del individuo,
acentuando el cómo impactan en la niña aquellas vivencias, el peso de las
palabras de sus padres y el análisis de todo aquello observado que,
eventualmente, la materializará como sujeto "ya formado".
Incluso
en "La Perra de Tres Dientes" la autora muestra su
polivalencia, alejándose de la banalidad del relato cotidiano para remarcar lo
abstracto, lo escondido en el fondo de sus personajes. Aquello que antes se
mostraba sólo en la superficie, lo podemos palpar de forma totalmente directa
ahora que nos sumergimos de lleno en ellos.
De
igual manera, sigue trabajando en el retratar lo que considera una historia
"más real" dentro de sus cuentos. Volcando en ellos aspectos propios
de una historia que tranquilamente puede no ser ficticia. Dando cuenta de las
múltiples aristas que atraviesan transversalmente nuestras vidas y conforman a
un individuo, o más bien a todos los individuos, por lo que es; con sus mejores
y peores momentos, con sus cualidades y sus defectos, con los aspectos que nos
orgullecen y los que nos dan vergüenza.
Por último,
me resulta imperioso recalcar los dotes narrativos de Garland, que son, en
efecto, los que le permiten dar vida a toda esta obra en conjunto. Sus cuentos
son como una obra de teatro donde ella es la directora, con un claro mensaje
que usa como guion, los personajes y escenarios como su producción y,
finalmente, la narración resulta ser sus actores estrella. Porque si bien todo
lo que está detrás de escena resulta fascinante, se requiere de buenos
interpretes para que toda la obra roce con la teoría de la Gestalt y conforme a
un todo que resulte más que la simple sumatoria de las partes.
Si
no fuese por su narrativa, donde elige como tendencia el poner a los elementos
de cada obra a actuar por sí mismos con nosotros, los lectores, de testigo, en
vez de describir cada situación con la inevitable carga de su subjetividad, no
conseguiría el efecto de realidad que hace de cada lectura una anécdota. Porque
justamente apela a nuestra reciprocidad, y responsabilidad, como lectores para
cumplir con nuestro rol en la obra de teatro (donde claramente seremos la
audiencia) y, a fin de cuentas, ser quienes van a juzgar cada una de esas
situaciones que la directora viene a visibilizar, desde un lugar totalmente
activo.
Es
entonces, que no hay más opción que hacer caso omiso a los diferentes
reconocimientos para con una autora que entendió a la audiencia como parte
fundamental de ese todo y realizó una obra que no es sólo hecha por amor al
arte, sino para que esta misma audiencia fuese capaz de comprender la realidad
desde una perspectiva que no es propia, pero que bien podría serlo, desde la
comodidad del hogar.
Bibliografía adicional:
https://www.youtube.com/watch?v=1Qq1OWsf7h4
https://www.youtube.com/watch?v=WQ67GAWypjA
https://www.youtube.com/watch?v=viwfhU-vSCE
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