Cuento "a lo Chejov"
Gianluca Orsetti
Comisión 07
Modalidad individual
Primera escritura
Era una noche como cualquier otra para Diego Santos, el pueblerino que había decidido mudarse a la gran ciudad en busca de una oportunidad en su carrera actoral, simplemente se juntaba con su amigo, Pablo, a mirar clásicos en la casa de este. Tesoros que nos había regalado la época dorada del cine según estos amigos. Como siempre, luego de realizar un arduo análisis de lo observado y de, a veces tener que hacer las pases debido a discrepancias, saldrían en busca de la cena en la habitual pizzería de las esquina, para luego efectuar su religiosa lectura del diario de la semana con el apartado para cinéfilos de los viernes. Rutinas intocables si las hay.
Sin embargo, esa noche no fue así, esa noche el asesinato de Marion Crane a manos de Norman Bates sería interrumpido por el sonido del celular de Diego, quien, de mala gana, atendió solo para indicar a quien llamaba que nada era mas importante que lo que se encontraba haciendo... No obstante, al terminar una breve llamada, Diego agarró sus cosas y se fue.
Obviamente, la situación en sí desconcertó a Pablo por completo, quien no podía imaginar una situación digna de interrumpir tan sagrado momento y menos aún, que provoque la huida de Diego sin dar siquiera una explicación.
Al día siguiente, el timbre sonó muy temprano en la casa de Pablo, quién encontró en su puerta a un desarreglado Diego, con la misma ropa de la noche anterior, despeinado, con ojeras que dejaban entrever que no había dormido en toda la noche y una sonrisa casi diabólica.
Tras unos segundos de vislumbramiento, Diego optó por entrar al grito de:
- Pablo! Somos ricos!
Pablo lo miró atónito, reconociendo internamente que nunca había podido entender del todo su sentido del humor, si es que de eso se trataba, por lo que simplemente respondió.
- Que bueno, una cosa menos de qué preocuparse... - parodiando a su corredor favorito.
Es entonces que Diego le explicó el por qué de su abrupta salida. Le contó todo sobre como su adinerada y estúpida familia había invertido bien su dinero y que, por cuestiones legales que no era capaz de explicar, gran parte de ese dinero era ahora suyo.
- Es por eso que vine hasta acá para informarte que mañana nos vamos de viaje por el mundo!
Pablo se echó a reír como si de una sátira de Woody Allen se tratara. Pero al pasar los segundos, se iba dando cuenta de que aquella propuesta era muy seria.
- Diego yo no me puedo ir de viaje mañana! Tengo un trabajo, la facultad, el alquiler, mi familia...
A lo que Diego, serio como nunca antes se lo había visto, respondió.
- ¿Por qué?¿ Por qué hacemos todo lo que hacemos? Por qué mantenemos la vida que vivimos? ¿Por qué te levantas todas las mañana a las 6 a.m para pasar horas en ese trabajo que odias, salís corriendo para llegar a tiempo a cursar una carrera que te impusieron tus padres, para solo entonces llegar a tu casa con un cansancio extremo que a veces no te permite ni cenar?
Pablo lo miró atónito, sabiendo que esas cosas eran ciertas. Por lo que Diego simplemente finalizó:
-Es entonces que, ahora que podemos, nos vamos a ir de viaje, a disfrutar de lo que hay que disfrutar. Así que preparate que mañana te paso a buscar y si tenes un poco de suerte, te doy la respuesta.
A la mañana siguiente, Pablo se levantó temprano para terminar de empacar sus cosas. En su mayoría, estaba todo listo. Sólo restaban algunos detalles de la casa, que quería dejar lo mas ordenada posible, pues no sabía por cuanto tiempo se iba a ausentar. Es entonces que encontró el diario que no llegaron a leer el viernes con el apartado para cinéfilos y, antes de empacarlo con el resto de sus cosas, logró divisar el título principal de la portada: "Lobos está de luto. Fallece en accidente automovilístico el reconocido cineasta Henrique Santos". Mil y un preguntas pasaban entonces por la cabeza de Pablo, hasta que escuchó el timbre. Corrió hasta la puerta esperando encontrar a su amigo del otro lado, pero sólo se topó con un hombre de traje quien le pidió un momento para charlar.
El hombre era el abogado de la familia Santos y venía a comunicarle que su amigo, se había suicidado. Traía consigo el testamento de Diego Santos en el que se indicaba que le dejaran toda su fortuna, y una nota en la que se podía leer: "Lo hacemos por la gente que queremos".
Comisión 07
Modalidad individual
Primera escritura
La Llamada
Era una noche como cualquier otra para Diego Santos, el pueblerino que había decidido mudarse a la gran ciudad en busca de una oportunidad en su carrera actoral, simplemente se juntaba con su amigo, Pablo, a mirar clásicos en la casa de este. Tesoros que nos había regalado la época dorada del cine según estos amigos. Como siempre, luego de realizar un arduo análisis de lo observado y de, a veces tener que hacer las pases debido a discrepancias, saldrían en busca de la cena en la habitual pizzería de las esquina, para luego efectuar su religiosa lectura del diario de la semana con el apartado para cinéfilos de los viernes. Rutinas intocables si las hay.
Sin embargo, esa noche no fue así, esa noche el asesinato de Marion Crane a manos de Norman Bates sería interrumpido por el sonido del celular de Diego, quien, de mala gana, atendió solo para indicar a quien llamaba que nada era mas importante que lo que se encontraba haciendo... No obstante, al terminar una breve llamada, Diego agarró sus cosas y se fue.
Obviamente, la situación en sí desconcertó a Pablo por completo, quien no podía imaginar una situación digna de interrumpir tan sagrado momento y menos aún, que provoque la huida de Diego sin dar siquiera una explicación.
Al día siguiente, el timbre sonó muy temprano en la casa de Pablo, quién encontró en su puerta a un desarreglado Diego, con la misma ropa de la noche anterior, despeinado, con ojeras que dejaban entrever que no había dormido en toda la noche y una sonrisa casi diabólica.
Tras unos segundos de vislumbramiento, Diego optó por entrar al grito de:
- Pablo! Somos ricos!
Pablo lo miró atónito, reconociendo internamente que nunca había podido entender del todo su sentido del humor, si es que de eso se trataba, por lo que simplemente respondió.
- Que bueno, una cosa menos de qué preocuparse... - parodiando a su corredor favorito.
Es entonces que Diego le explicó el por qué de su abrupta salida. Le contó todo sobre como su adinerada y estúpida familia había invertido bien su dinero y que, por cuestiones legales que no era capaz de explicar, gran parte de ese dinero era ahora suyo.
- Es por eso que vine hasta acá para informarte que mañana nos vamos de viaje por el mundo!
Pablo se echó a reír como si de una sátira de Woody Allen se tratara. Pero al pasar los segundos, se iba dando cuenta de que aquella propuesta era muy seria.
- Diego yo no me puedo ir de viaje mañana! Tengo un trabajo, la facultad, el alquiler, mi familia...
A lo que Diego, serio como nunca antes se lo había visto, respondió.
- ¿Por qué?¿ Por qué hacemos todo lo que hacemos? Por qué mantenemos la vida que vivimos? ¿Por qué te levantas todas las mañana a las 6 a.m para pasar horas en ese trabajo que odias, salís corriendo para llegar a tiempo a cursar una carrera que te impusieron tus padres, para solo entonces llegar a tu casa con un cansancio extremo que a veces no te permite ni cenar?
Pablo lo miró atónito, sabiendo que esas cosas eran ciertas. Por lo que Diego simplemente finalizó:
-Es entonces que, ahora que podemos, nos vamos a ir de viaje, a disfrutar de lo que hay que disfrutar. Así que preparate que mañana te paso a buscar y si tenes un poco de suerte, te doy la respuesta.
A la mañana siguiente, Pablo se levantó temprano para terminar de empacar sus cosas. En su mayoría, estaba todo listo. Sólo restaban algunos detalles de la casa, que quería dejar lo mas ordenada posible, pues no sabía por cuanto tiempo se iba a ausentar. Es entonces que encontró el diario que no llegaron a leer el viernes con el apartado para cinéfilos y, antes de empacarlo con el resto de sus cosas, logró divisar el título principal de la portada: "Lobos está de luto. Fallece en accidente automovilístico el reconocido cineasta Henrique Santos". Mil y un preguntas pasaban entonces por la cabeza de Pablo, hasta que escuchó el timbre. Corrió hasta la puerta esperando encontrar a su amigo del otro lado, pero sólo se topó con un hombre de traje quien le pidió un momento para charlar.
El hombre era el abogado de la familia Santos y venía a comunicarle que su amigo, se había suicidado. Traía consigo el testamento de Diego Santos en el que se indicaba que le dejaran toda su fortuna, y una nota en la que se podía leer: "Lo hacemos por la gente que queremos".
Hola Gianluca! Fui pasando por los blogs de los distintos talleristas y el tuyo fue el que más captó mí atención.
ResponderEliminarMe parece muy interesante el detalle de que en tus relatos sea frecuente algo que te apasiona como es el cine, según marcas en el texto relacionado a las escenas de lectura.
En mí opinión, este punto en particular, genera un vínculo más cercano entre el lector y quién escribe, haciendo la lectura de tus textos una experiencia muy amena.
El cuento “La llamada” me sorprendió de gran manera, me parece que la narración es muy buena, a tal punto que, aún sabiendo como iba a terminar (a causa de la consigna), me sentía expectante e intrigado por como iba a concluir la historia de los dos amigos.